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domingo, 9 de septiembre de 2012


Mucho tiempo hace que no escribo o le dedico algo de tiempo a este espacio creado para compartir. Movido por el mismo Señor deseo compartir mi gran preocupación, sabe Dios que este tema me está quitando el sueño y es la intención de muchos días de mi oración personal.

En el día de ayer, y mientras preparaba la homilía de este domingo 23 (la curación de un sordomudo), recibí de parte del Señor una iluminación, que tengo  la certeza, es un mensaje para todos nosotros: y en el nosotros estás incluido vos que estás leyendo esta nota.

Hermanos quiero presentarles la causa de mis últimos desvelos, la razón de horas de preocupación, el sujeto de mis oraciones. Se trata de la Familia, y dentro de ella, de la comunicación. En ese enfermo que busca a Jesús para que lo curen, vi representadas a todas las familias, de nuestra patria. Hoy son presa de la falta de diálogo y comunicación: parece que nuestros hogares están constituidos por sordos y por mudos. Hemos ido perdiendo con el tiempo la capacidad de hablar y escuchar. Vivimos bajo un mismo techo, pero somos prácticamente desconocidos para el otro pues no nos detenemos el tiempo suficiente para hablar de lo nuestro y para escuchar al otro sobre lo suyo.

Somos sordos y mudos, o al menos vivimos como tales. Acerquémonos a Dios aceptando nuestra “Discapacidad” solo así podremos ser curados. Aceptemos que nosotros somos los enfermos, no busquemos excusas sino la sanación llegará a otros pero no a mí. El puede curarnos de nuestra sordera y nuestra mudez pero necesita que puedas dar ese paso y te reconozcas enfermo y necesitado.

Por ultimo, si me permiten quiero dejarles el link de una psicóloga investigadora católica  chilena que se encuentra difundiendo los resultados de si investigación por medio de conferencias en diferentes países. Les recomiendo puedan escucharla pues no tiene desperdicio. Creo a ciencia cierta que es el modelo de familia al que nosotros apuntamos llegar en la vida. No se lo pierdan. Nos vemos en la próxima entrega.

1 comentario:

  1. Padre: puede ser el silencio un remedio?... una salida?. yo creo que Dios no sólo espera que nos reconozcamos enfermos, sino que tengamos la valentía de ponernos en sus manos y hacer algo para ser sanados. A veces es más fácil ser ciego... ser mudo...

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