Mucho tiempo hace que no escribo
o le dedico algo de tiempo a este espacio creado para compartir. Movido por el
mismo Señor deseo compartir mi gran preocupación, sabe Dios que este tema me
está quitando el sueño y es la intención de muchos días de mi oración personal.
En el día de ayer, y mientras
preparaba la homilía de este domingo 23 (la curación de un sordomudo), recibí
de parte del Señor una iluminación, que tengo
la certeza, es un mensaje para todos nosotros: y en el nosotros estás incluido
vos que estás leyendo esta nota.
Hermanos quiero presentarles la
causa de mis últimos desvelos, la razón de horas de preocupación, el sujeto de
mis oraciones. Se trata de la Familia, y dentro de ella, de la comunicación. En
ese enfermo que busca a Jesús para que lo curen, vi representadas a todas las
familias, de nuestra patria. Hoy son presa de la falta de diálogo y
comunicación: parece que nuestros hogares están constituidos por sordos y por
mudos. Hemos ido perdiendo con el tiempo la capacidad de hablar y escuchar.
Vivimos bajo un mismo techo, pero somos prácticamente desconocidos para el otro
pues no nos detenemos el tiempo suficiente para hablar de lo nuestro y para
escuchar al otro sobre lo suyo.
Somos sordos y mudos, o al menos
vivimos como tales. Acerquémonos a Dios aceptando nuestra “Discapacidad” solo
así podremos ser curados. Aceptemos que nosotros somos los enfermos, no
busquemos excusas sino la sanación llegará a otros pero no a mí. El puede
curarnos de nuestra sordera y nuestra mudez pero necesita que puedas dar ese
paso y te reconozcas enfermo y necesitado.
Por ultimo, si me permiten quiero
dejarles el link de una psicóloga investigadora católica chilena que se encuentra difundiendo los
resultados de si investigación por medio de conferencias en diferentes países.
Les recomiendo puedan escucharla pues no tiene desperdicio. Creo a ciencia
cierta que es el modelo de familia al que nosotros apuntamos llegar en la vida.
No se lo pierdan. Nos vemos en la próxima entrega.
Padre: puede ser el silencio un remedio?... una salida?. yo creo que Dios no sólo espera que nos reconozcamos enfermos, sino que tengamos la valentía de ponernos en sus manos y hacer algo para ser sanados. A veces es más fácil ser ciego... ser mudo...
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