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lunes, 27 de febrero de 2012

“CUANDO DISTE DE COMER AL MAS PEQUEÑO… A MI ME LO HAS DADO"

Me tomé la libertad de pedir a otros sacerdotes compañeros de camino que también puedan colaborar  en el BLOG con algunos artículos; he aquí que el P. HUGO MARCELO VERA se tomó un tiempo para escribir alguna idea que quería compartir con ustedes. Para quienes no lo conocen el P. Hugo, se encuentra trabajando en la Provincia de San Juan hace 4 años. Se ordenó sacerdote el 29/07/2006. En este momento encabeza un proyecto de MICROEMPRENDIMIENTO para personas de escasos recursos el cual necesita de nuestra colaboración y apoyo. Los interesados en colaborar pueden pedirme la forma de contactar con nuestro hermano. http://buenasnoticias.yolasite.com/


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El tiempo de Cuaresma nos propone una preparación interior y constante a la Pascua.
Si bien tal vez la característica más conocida de la Cuaresma sea el ayuno y la abstinencia, no podemos olvidar que no es la única, también se encuentran la oración y la limosna o caridad. De hecho se nos presenta el texto de Mateo 25 como una nota particular, donde parece ser que sólo la caridad hacia el hermano necesitado es capaz de abrirnos las puertas del cielo, y podemos preguntarnos ¿cómo es esto? o ¿no queda acaso en un mero asistencialismo?


La respuesta a estas preguntas puede llevarnos a una nueva concepción en nuestra relación con Dios.
Parece ser que para el Señor (en boca o letra de Mateo) no interesase tanto si conozco o no a Dios, ya que los “benditos” no recuerdan haber ayudado al Señor, pero aún así reciben esta “bendición” de parte de Él. ¿Entonces? Estos benditos han hecho de su vida un signo del amor de Dios a los hombres hasta sin darse cuenta, sólo por el hecho de brindarse desinteresadamente a los demás, de ser capaces de trascender su propia realidad y hasta sus propios intereses es que el Señor le otorga este regalo.


Pero ¿cómo pueden alcanzar el cielo si no conocen a Dios? Definitivamente el cielo parece no ser sólo para los cristianos, sino para todo hombre de bien capaz de manifestar el amor a los demás y salir de sí al encuentro de los necesitados. Ahora bien, podría ser que, entender este texto de tal manera, implicaría una nueva mirada teológica, pero no. Ya a mediados del 1.600 San Vicente de Paúl diría a sus Hijos e Hijas “den vuelta la medalla y detrás de ese pobre encontrarán al Señor”. Esto nos revela que por más que lo descubramos o no, Él siempre estará en la persona de los pobres y marginados. No necesita de nuestros ojos para estar presente en ellos, simplemente por su condición y realidad Él vive allí. De este modo, el cielo no es algo que se consigue, se compra con intercambio de oraciones a Dios, de hecho estos benditos no lo buscaron, sino algo que Dios lo da a los que vivieron no para sí sino para los demás. Es decir, el cielo sólo lo alcanzo cuando no lo busco para mí, sino solamente cuando trato de que los de hoy (hambrientos, sedientos, desnudos, enfermos y presos) vivan un cielo ya.


Si bien pareciera que la fuerza de este relato está en la recompensa, mirando profundamente nos daremos cuenta que no. Ella se encuentra en el obrar o no de los hombres, tanto que parece cansar el repetir tantas veces lo mismo, pero justamente porque lo que busca el Señor no es que nos quedemos pensando en si tendremos o no el Paraíso sino, en cuestionarnos en cómo tratamos a nuestros hermanos, en ver de qué manera estamos viviendo el amor. Por todo esto podemos concluir que es imposible vivir esta Cuaresma sin vivir la Caridad, una caridad concreta, manifestada en el pan, el agua, el encuentro. No podemos excusarnos en que “rezo por el otro” si verdaderamente no lo asisto. Si la Cuaresma es un camino de encuentro con Dios, debemos buscarlo en todos lados y no sólo en los templos, ya que está allí, pero no sólo allí. 

Si no somos capaces de mirar la necesidad del otro, entonces no seremos capaces de alegrarnos con la alegría de los otros. Y el cielo, no es otra cosa que el compartir juntos la alegría del Resucitado.

2 comentarios:

  1. Me llego mucho el hecho de que conscientes o no buscamos ganar el cielo (hecho del cual me incluyo)... y sin darnos cuenta, con nuestra falta de humildad lo vamos perdiendo cada vez mas...
    Me motiva en esta cuaresma, poner mas énfasis a la oración, manifestada en hechos reales y concretos, en donde sea el hermano necesitado (corazón en donde habita Dios) el objeto de tal acción... Gracias Padre Hugo por la hermosa reflexión!! Dios bendiga siempre tu vida!!!

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